Yo de purrete le gritaba a la pantalla cuando algún juego me sacaba de quicio. Y más de una vez usé mis joysticks cual martillo contra el piso.
La mejor: tenía un amigo que venía todos los días a mi casa a jugar al Winning 4. El jugaba con el AC Milan y yo con el Inter. La cosa era siempre muy pareja, casi nunca ninguno ganaba por más de 2 goles de diferencia y la tendencia era, como mucho, llevarnos dos partidos de ventaja. Pero un día estaba iluminado y antes de los 15 del PT ya le había metido 3 pepas. Mi amigo estaba re caliente y el partido pintaba para baile...Hasta que de repente, de la nada el pibe se levanta de su silla...¡y me resetea la Play! Yo me re calenté y empezamos a discutir hasta que mi vieja, alertada por los gritos, llegó a la habitación y como buena madre nos sacó la Play y nos mandó a mudar de casa
