Es mas facil si tenes un arma de fuego jaja! Hay un video dando vueltas que es para policias, sobre como defenderse contra ataques de armas filosas y ahi te das cuenta primero, que no es tan facil y segundo porque los policias en estados unidos son tan zarpados en paranoicos. Cualquier puede tener un cuchillo y cualquier cosa es un cuchillo jajaja!magallanes escribió: ↑27/08/18 23:12Lo que si creo es que es un poco más fácil hacerle frente a alguien con un machete que a alguien con una uzi, por poner un ejemplo.
Es un tema complicado.
Detalle interesante sobre este caso. El nickname del chabon en los juegos era "bread" o sea pan. No se si alguno se acuerda aca del caso de pan triste
El 4 de agosto de 2000, Javier Romero fue al colegio con un revólver Pasper calibre 22 que le había sacado a su mamá. Pasó cinco horas en la escuela con el arma. Poco después de las 13, cuando él y sus compañeros salieron a la calle, se paró en la vereda de la escuela y gritó: “Me voy a hacer respetar”. Entonces comenzó a disparar.
La primera bala fue para Mauricio Salvador, de 16 años. Le pegó en la cabeza. Con el estallido, todos salieron corriendo. Unos 30 chicos corriendo desesperados para todos lados. Entonces se escuchó el segundo disparo. Le tocó a Gabriel “Api” Ferrari, de 18 años. La bala le atravesó la cabeza por detrás de una oreja, pero no perdió el conocimiento y pudo seguir.
Muchos de los chicos que escapaban se refugiaron en un quiosco a 20 metros del colegio. La dueña, Rosario Villafañe, abrió la puerta para que entraran, mientras Romero seguía disparando. Ella misma trató de llamar a la comisaría. No pudo y terminó avisando a los bomberos de Claypole. Luego le relató a Clarín: “Colgué el teléfono y me fui para la escuela. El chiquito seguía tirado en la vereda y se le notaba el balazo en la cabeza. Abría los ojos de vez en cuando. 'Aguantá que ya viene la ambulancia', le dije una y otra vez”.
Romero se fue corriendo y tiró el arma a un arroyo cercano. La Policía lo buscó primero en su casa de San José. La mamá (su papá había muerto unos meses antes) llevó a los efectivos a donde se encontraba, en la casa de un primo cerca de la escuela.
Mauricio Salvador murió dos días después, en el hopital Fiorito de Avellaneda. Gabriel Ferrari tuvo suerte. La bala penetró entre el cuero cabelludo y el hueso, sin perforar la cavidad craneana. Estuvo en observación y fue dado de alta."










