Mensaje
por Lasagna Devil » 17/09/16 15:10
Día 4
Me pasa a buscar el muchacho por casa, tengo todo ensayado. Le pesqué los tiempos a la cosa, sé que con unos 40 minutos de lectura del guión y 2 horas de ensayo llego más o menos bien.
Sin embargo, me intimida una frase llena de datos y fechas. Son tantas oraciones conectadas que abarcan un párrafo entero y largo, y no creo poder espiar el Teleprompter… Porque ya antes lo habían cambiado de lugar y no podía mirarlo y sostener la vista en la cámara a la vez. Ahora era en serio, andar en bici sin rueditas, ya.
Sumenle a eso una serie de problemas familiares que venía encarando, y bueno, la verdad, no sabía cómo saldrían las cosas.
Me dejan puntual en el estudio, y dicho y hecho. Llego al estudio y está todo cambiado de lugar. En vez de filmar con el croma en un rincón del estudio, está en otro lado (cosa que traería algunos líos más adelante), y falta una megaconsola de sonido que estaba tras cámaras. Claro, muchos de los equipos son de los propios laburantes del lugar que van y vienen con trípodes, lentes y cámaras. No son del canal.
Largo la intro del programa, ya estoy más suelto. Me siento mejor. Saco dos o tres frases de una sola toma, y me voy sintiendo mejor. Hasta que titubeo en una, y se me lengua la traba.
Hago algunos gestos para estirar la cara, relajarme. Las luces son muy, muy fuertes, me duelen un poco los ojos. Fueron días de llanto, de líos personales. Miro a la gente a mi alrededor. Todos jóvenes laburantes, todos buena onda, atentos a mi desempeño. Siento algo de presión.
Y me acuerdo. Pude resolver un montón de líos familiares. Ya están. Pude cuidar a mi familia en una situación muy muy jodida… Ésto va a ser un juego de niños comparado con eso.
Tomo aire, sonrío de nuevo pero desde adentro, porque siento que estoy haciendo algo que me gusta. Se viene el párrafo fatal. El abismo. Me anticipé y le dije al director que si no me salía íbamos a tener que cortarlo y hacerlo en dos o tres partes. Amable y tranquilo como siempre, el flaco me dice que no hay drama, que hagamos una pruebita primero y veamos, que tenemos tiempo.
Y así, me aflojé. Sin pausas ni dudas, sosteniendo la mirada en alto a la cámara, sencillo, como si estuviera dando una clase a un grupo de estudiantes que conozco hace mucho, largo la línea entera, con los tiempos justos, sin apurarme ni ir demasiado lento, haciendo el énfasis donde tengo que hacerlo.
Salió a la primera toma, impecable. Vuelvo a sentir el frío en el estudio. Terminando el invierno, habían dejado el aire acondicionado en el estudio. Todos están con abrigos puestos, pero yo obviamente tengo que estar en remera. La misma que nos dio el sponsor, que tiene su logo en un rincón.
Hace frío, hacemos una pausa para acomodar cuestiones técnicas (cambios de tarjetas de memoria, pilas y baterías, cotejar guión y cuadernitos de audio y video), y me dan un vaso de pepsi. Antes de darme cuenta el recreo se acabó y tengo que volver al hielo del estudio. Medio complicado anímicamente hacer pausas así; sería mucho más fácil para uno filmar todo de una y seguir con el mismo ánimo e impulso cada toma. Pero aprender a pausar y volver al mismo tono de voz y ánimo es parte de lo necesario. Salvo que, claro, al subir al croma (es decir, el escenario con el fondo verde), largué un sonoro eructo. No estoy acostumbrado a las bebidas con gas. Hablan en el set y comentan sobre el croma, al correrlo parece que se hizo distancia entre los paneles que lo componen y hay una raya negra que tendrá que editar el misterioso Bruno en postproducción. Digo “el misterioso”, porque todos hablaban de él pero fue el único al que nunca vi.
La asesora de imagen, una petisa de boca linda y naricita respingada que también es productora en otros programas, ya me había empolvado la frente para que no se notara que soy un grasa (literalmente) como todos los días. Y esta vez incluimos los giros de 45º que les conté para fingir falsos cambios de cámara… Pero hubo que hacerlos para el otro lado. Imaginate que te dieran un joystick con el direccional a la derecha y los botones a la izquierda. ¿Se acuerdan de Zoolander, que sólo podía girar hacia un lado? Yo también. Me tenté un poco en el set, sintiédome así, todo divinoooo. Por un segundo me dieron ganas de poner una mirada onda “Magnum” a la camarógrafa (la más grande de edad, una señora con la misma buena onda y tranquilidad que el director). Y el giro salió bien, pero posta pivotear sobre un pie y mirar a la cámara al otro lado fue una experiencia distinta.
La camarógrafa consulta con el director. “¿Acá hacemos un plano americano?”, y el mismo asiente y concuerda. Resulta que hay varios nombres para las tomas, y me van aclarando cuándo estoy de cuerpo entero en cámara, o cuándo la misma me toma por arriba de la cintura y directo a la cara. Ponele, un plano americano es distinto a uno más abierto. El objetivo de eso es ajustar mi lenguaje corporal a cada toma, gesticulando siempre dentro de lo visible de la cámara.
Van saliendo las tomas, una por una, como por un caño. No más de dos por cada vez, la mayoría con una. Y de repente, toca un párrafo para presentar un segmento educativo, donde tenía que decir “Y ahora vas a poder aprender… ¡Jugando!”, o algo por el estilo.
El tema es que yo le decía con un cierto tono de voz, bajando un poco cuando esa última palabra. Y todos lo querían al revés. Y… Y era una boludez. Pero hubo que hacerlo siete millones de veces, jajajajaja. Nunca repetí tanto una palabra en mi vida. ¿JuGANdo? ¿jugAAAAAndo? ¿JUGaaaanDO? Y nos cagamos de risa. Me tuvieron mucha paciencia y buena onda, como siempre.
Eventualmente, volvemos a tener líos con el micrófono. Cosas que pasan, pero esta vez, vinieron preparados… Y me chantaron el mismo con un kilo de cinta autoadhesiva de papel. Sobre mi nada lampiño pecho. Conclusión. ¿Vieron “Virgen a los 40”? Pues un par de escenas de ésas, hubo. La pobre asesora de imagen me pedía perdón mientras me arrancaba de a diez o quince pelos del pecho. Con una lágrima en el ojo le decía que no había drama.
Me noto más sonriente, menos tenso. Mando a la tanda con el slogan que inventé y le encantó a todos: “¡Vamos a un corte y enseguida volvemos con más Living Gamer! ¡No sueltes el joystick!”. Lo acompaño con un gesto de estar sosteniendo un control y presionando los botones.
Disfruté más que nunca, casi diría que no estuve tenso. Me reí mucho, me sentí bien.
Y hace dos días me entero que nos cancelaron che.
guidachu escribió:Lasagna presidente: "No al Video, no al NTSC, digale si al PAL y al RF".
Yo lo voto, porque es nacionalista!.
