Mensaje
por Game.Genie » 12/12/17 23:35
Les recomiendo a todos el ensayo breve "La Sociedad Industrial y Su Futuro".
Yendo al grano, la desaparición del formato físico no me gusta. Nunca pagué por contenido digital. También, como a Diego, me duele cómo desaparece el contacto humano y es reemplazado por la frialdad de una máquina. Me duele más cómo eso no representa un beneficio directo para el consumidor, sino más bien un recorte de gastos (o aumento de ganancia) para la empresa.
No me gusta que todo ese contenido vaya a desaparecer, cómo crean necesidades que antes no tenías, cómo lograron reducir costos al punto de que ya ni siquiera te venden un bien, te venden un servicio, una especie de "derecho de uso".
Antes comprabas la consola, los juegos que te gustaban, necesitabas una TV y electricidad. Nada más. Ahora necesitás la consola, la licencia, los juegos, los parches y contenido adicional de los juegos, conexión a internet de banda ancha, un TV que soporte la resolución o tenga puerto HDMI, etcétera.
Con una TV, una cassettera y electricidad tenías todo lo que necesitabas para acceder al cine. Ibas a un videoclub y te atendía alguien, quizás hasta compartías gustos o sabía de películas que vos no y ganabas algo del intercambio. Quizás traía películas que otros videoclubes no, entonces había gente que iba a determinado videoclub porque tenía determinadas películas, como por ejemplo cine europeo o infantil. Un videoclub de mi barrio tenía una sección infantil que tendría unos 200 títulos, siempre te encontrabas con otros chicos, siempre había algo nuevo para ver, siempre alguien te recomendaba algo, o llegaba algo nuevo, o simplemente te llamaba la atención la cajita y lo alquilabas para ver qué onda. Mirabas la película por una cantidad de plata X (mucho menor que el precio de una entrada de cine) y después la devolvías. Pero podías hacer copias, mirarlas más de una vez, etcétera. Si tenías cable, podías hacer copias físicas de lo que se te ofrecía por "streaming".
Ahora le pagás a Netflix una suma X, la misma en todos los países, para obtener un contenido distinto para cada región, censurado, restringido por derechos de compañías y distribuidoras, por emisoras de cable locales (no creo que sea casualidad que el 90% de lo que está en Netflix también esté en el cable, y viceversa), despojado de la privacidad y el trato humano que obtenías antes. Al menos es más económico que alquilar esas películas individualmente... aunque no es más barato que piratearlas. Necesitás un TV, conexión a internet de banda ancha, una tarjeta de crédito, sacrificar tu privacidad, entregar datos sobre tus hábitos de consumo.
Ph'nglui mglw'nafh Menem Anillaco wgah'nagl fhtagn