
Quiero compartir con ustedes los muy buenos recuerdos que me trae el Adventure Island. Para comenzar, puedo decir que fue el primer juego que realmente me enganchó con el Family durante horas. Hasta ese momento mis tiempos de juego eran partidas de Goal, Pinball y algunos más. Pero cuando descubrí el título de Hudson, los demás juegos pasaron a un segundo plano y comencé a pasar mucho tiempo jugando solo a ese.

Al cartucho lo encontré por primera vez en el videoclub de mi barrio y me llamó mucho la atención su label (tal es así que al día de hoy sigue siendo mi etiqueta favorita de Family). Me lo llevé a casa sin saber bien de qué se trataba, lo puse y...el momento mágico: la pantalla azul pleno, el logo con el cavernícola moviendo las piernitas, la melodía a todo lo que da. Solamente esas tres cosas hicieron falta para que el Adventure Island atrapara toda mi atención.

Descubrir que los niveles parecían iguales pero que tenían diferencias clave a medida que avanzaba, hizo que siempre quisiera seguir jugando más y más. En la habitación de mis papás, donde estaba la tele en que tenía mi Family, la ventana daba al patio de casa pero no se veía el cielo. Lo que me hacía dar cuenta de que me había clavado 3 o 4 horas jugando era que arrancaba con el sol proyectado sobre toda la pared, pero terminaba apenas con un hilito del mismo bien arriba.

Cuántas veces me enojé porque no coordinaba bien un salto o un movimiento, cuántas veces me enojé al quedarme sin vidas y tener que empezar todo el juego de nuevo. Definitivamente el Adventure Island fue el primer juego, por lejos, que forjó mi carácter gamer. Me llevó muchísimas horas pasarlo por primera vez, y solo volví a completar el juego menos de 5 veces. Pero bueno, por todo lo que conté, Adventure Island está en mi Top 5 de juegos de todas las épocas.