
Quizá la última gran saga del software español, Commandos supo ganarse a miles de seguidores por méritos propios de gran calidad. Basados en la estrategia y en la gestión de pequeñas tropas, los juegos nos ponen al frente de las más diversas misiones con un trasfondo histórico real. Incluso la más pequeña de ellas tiene su dificultad, y a medida que avanzamos los objetivos son cada vez más y más difíciles. Un puñado de soldados al frente de batallones enteros, armas, alarmas, puestos de vigilancia, vehículos de combates y hasta perros entrenados que, ante nuestro más mínimo error, nos hacen morder el polvo de la derrota.

Una de las mayores virtudes que tiene la saga es la libertad que nos da para completar con éxitos las misiones. Un mínimo briefing nos informa el objetivo y nos sitúa en el terreno. A partir de ahí, nos la tenemos que arreglar como podamos. Es muy común ir trazando un plan, pero que el mismo se vea abortado por algún error, haciéndonos empezar todo desde cero y, obviamente, con un plan nuevo. Pero justamente ahí está la gracia de la saga, en el hecho de saber proporcionar la verdadera tensión que siente un infante ante una misión.

Es cierto que los gráficos y la interfaz prácticamente no evolucionan en ninguna de las entregas. Y también es cierto que a veces nos encontramos ante puntos muertos o situaciones que parecen más propias de bugs que de una IA endiablada. Pero ninguna de estas dos cosas opaca el resultado final de la saga - misiones al filo de la navaja que nos mantienen enganchados al teclado y al mouse durante horas.
¿Y ustedes, fans de Commandos, qué tienen para contar de esta gran saga?